Qué curiosos personajillos somos los seres humanos. Con todo lo racionales e individualistas que nos creemos a veces, y a las primeras de cambio nos volvemos locos por imitar lo primero que se nos ponga a tiro, si vemos que otros lo están haciendo. ¿Absurdo? Puede ser. ¿Que mola? Pues también, qué narices.
Moraleja (que a todo se le puede sacar una): no importa lo que haga el resto. Haz lo que tú crees correcto y los demás acabarán sumándose. Lo importante es que te sientas bien con lo que haces, como si eso significa bailar en solitario como un descosido mientras todo el mundo alrededor está tumbado a la bartola.