Quién quiere tener enemigos en el exterior, cuando tienes a tu principal peligro compartiendo almohada contigo. Algo parecido pensará esta muchacha, que le tiene un pánico atroz a las arañas, y además puede «presumir» de tener también un novio bromista. ¿Durmió alguien en el sofá esa noche? ¿Se cobraría la venganza en frío más tarde? La imaginación puede volar, pero lo que se ha quedado para la posteridad es este pedazo de susto.
