Me pareció ver un lindo gatito… ¡de 300 kilos de peso y acechando mi cogote! Menos mal que hay una valla de por medio, porque si no el protagonista de este vídeo sería papilla de minino. Es increíble ver cómo funciona la fuerza del instinto para todos estos grandes felinos. En cuanto ven que su potencial presa está desprevenida, se les activa el gen cazador y se disponen a soltar un zarpazo más pronto que tarde. Y no se les puede culpar, ¡nacieron para eso!