Hoy la cosa va de animaladas, pero de las buenas. No de personas haciendo el canelo ni dándose de golpes, sino de animales comportándose de forma que al verlos se nos dibuja sin querer una sonrisa en la cara. Y los dos vídeos son diferentes, pero ambos hacen que nos sonriamos y queramos convertirnos casi en granjeros, de repente.
El primer vídeo muestra a un granjero que se sienta tranquilamente en una silla a tocar el trombón en mitad del campo, sin aparente público en ningún lado. Sin embargo, desde el horizonte se empiezan a dibujar algunas siluetas que se van acercando cada vez más, de vacas curiosas que alertadas ante el sonido de la música se empiezan a acercar cada vez más al improvisado artista. Y a juzgar por sus mugidos y por el movimiento de sus rabos, parece que la música les gusta bastante. Sufriendo desde luego no parece que estén, los simpáticos animles.
El segundo vídeo es aún más emotivo, si cabe. Un perrito ve a un miembro de su familia humana después de dos años, y el estallido de felicidad que le produce… bueno, simplemente no se puede describir. Hay que ver el vídeo para hacerse una idea. Pero llega hasta tal punto la acumulación de sensaciones, que el pobre animal acaba traspuesto y por un momento llega a desmayarse. ¡Si no se te ablanda el corazón viendo este vídeo, es que lo tienes ya a prueba de bombas!
Y si tienes mascota en casa, seguro que acabas babeando y sonriendo de forma bobalicona. ¡Es todo ternura!
